Fede García - Redacción de Noticias (FCE)
Fuente y fotos: Ferrari Hypercar
© 2023 Ferrari Club España
A sus 34 años, el piloto catalán Miguel Molina está viviendo uno de sus momentos culminantes de su carrera. No sólo sigue siendo piloto de Ferrari, sino que ha dado un paso más allá de los GT para convertirse en uno de los protagonistas del retorno de Ferrari al WEC y Le Mans, en la categoría máxima de la Resistencia, cincuenta años después de haberse retirado de ella para concentrarse en la Fórmula 1.
"Creo que estoy en la cima de mi carrera a nivel competitivo con este proyecto. He logrado un gran objetivo, pero ahora necesitamos establecer otros nuevos. El trabajo realizado está dando sus frutos…", destaca. Desde que Ferrari dio a conocer el proyecto Hypercar y que contaría con sus pilotos de GT para el mismo, su objetivo era claro, no quedar descartado puesto que sólo había lugar para seis pilotos y una decena de aspirantes.
Como joven promesa del automovilismo nacional, fue protagonista en su día de las World Series Renault, pero Molina sorprendió al decidir abandonar el mundo de los monoplazas y buscar nuevas vías en el automovilismo "Quería llegar a la F1, pero sobre todo quería ser profesional de las carreras. Gané mi primera carrera a los ocho años. Así comenzó un hermoso e intenso viaje caracterizado por muchas renuncias y varios momentos difíciles. Esto, sin embargo, es parte de la vida profesional, incluso si es difícil para un chico de 14-15 años estar tanto tiempo fuera de casa. Al final, sin embargo, las satisfacciones obtenidas me recompensaron por cada renuncia y cada sacrificio", explica Molina.
En la actualidad, su nombre está ligado a los lugares de honor de Maranello. Ha disputado 32 carreras del WEC, numerosas de las Le Mans Series en las que incluso fue campeón, del Campeonato IMSA, del Fanatec World, y siempre con los GT de Ferrari, a excepción de las últimas 1000 Millas de Sebring cuando debutó con el Ferrari 499 P, el nuevo Hypercar del Cavallino, que comparte con Antonio Fuoco y Niklas Nielsen, consiguiendo el primer podio de Ferrari y en la carrera de su debut.
Los GT no corren, ni muchísimo menos, como los Hypercar. Tienen menos potencia, menos aceleración, menos frenada, velocidad punta mucho menor y un paso por curva bastante más lento. Pero no es eso lo que impresionó a Miguel la primera vez que se subió al 499 P, sino la exigencia física. "La velocidad es una sensación que experimentamos desde pequeños, tanto que llegamos al punto de no darnos cuenta de lo rápido que somos en la pista. La primera vez que me subí a la 499P en julio de 2022 me di cuenta de que habría tenido que hacer un mayor esfuerzo físico. Comprendí que debería haber entrenado más porque el coche es mucho más desafiante que los GT. Fue un cambio radical, sobre todo a nivel físico debido a la tensión asociada al cuello, sometido a tanta presión”.
“La competición deportiva es algo arraigado en mi familia. Mi padre era piloto y me transmitió su pasión por los motores y las carreras, mi madre jugaba al balonmano", explica. Pero Mariano Molina, su padre, no sólo fue un gran piloto de karts, sino que también tenía un equipo de la categoría en el que se inició Miguel.
Para el piloto de Lloret de Mar, el detonante de su vocación fue Fernando Alonso. "Cuando descubrí que Fernando Alonso había comenzado a hacerse notar en el automovilismo, mi interés por el deporte del motor se hizo más intenso. Fui al Circuit de Catalunya a ver la Fórmula Nissan, me invitaron al box de Campos Racing para el que corrieron Antonio García y Fernando. Fue la primera carrera que vi desde dentro de un garaje. Años más tarde me tocó correr con Antonio tanto en Le Mans como en otras carreras. Reencontrarme con él como contrincante fue muy grato", destaca.
Al comentar sus primeros pasos en Resistencia, tras haber corrido en el DTM, Molina explica que debió cambiar por completo el chip. "Al principio no sabía mucho de resistencia pero en cuanto entré en este mundo aprendí mucho. Cuáles son las diferencias? El hecho de que las carreras son muy largas, de 6 a 24 horas, y que requieren de la máxima concentración desde la primera hasta la última vuelta, y que dependes de tus compañeros. Pero hoy en día las carreras de resistencia se parecen a las pruebas sprint porque si no lo das todo al 100% en cada situación, pierdes la oportunidad de ganar", señala. “La fiabilidad es tal que no valen tácticas de compromiso y espera, ni en los GT ni tampoco en los Hypercar”.
Resistencia es una especialidad delicada. Hay coches de muy diversas prestaciones y pilotos de muy diverso nivel. Si corres en GT no sólo debes estar pendiente de los rivales, sino de la llegada de los coches más rápidos, de la categoría máxima, que te adelantan arrancándote las pegatinas. Y en los Hypercar, de las maniobras de los GT más lentos, porque rara vez encuentras un coche, sino que te encuentras dos, tres o cuatro coches luchando entre sí.
"Pero el momento de mayor tensión es cuando te preparas para subir al habitáculo,… en ese momento te das cuenta de que dentro de unos minutos tendrás que darlo todo en la pista. Lo demás, es cuestión de experiencia, aunque ello no te priva de tener alguna situación inesperada. Lo importante es anticiparse. Trato de imaginarme todas las situaciones que se pueden presentar para estar preparado para enfrentarlas", destaca.
Y también da importancia al tiempo que está fuera del coche, que no es exactamente tiempo de relax. "Cuando salgo del coche y solo tengo dos o tres horas de descanso antes de un nuevo turno de conducción, trato de optimizar mi tiempo. No es fácil porque tengo que descansar, comer, dormir. Es fundamental tener las ideas claras de lo que hay que hacer y saber adaptarse a las situaciones".
Aparte de sentir la emoción de llevar el Scudetto Ferrari por todos los circuitos del mundo, el sueño de Miguel Molina es lograr la victoria en Le Mans y el Título Mundial, dos objetivos muy difíciles pero que con las herramientas apropiadas son posibles…
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