Fede García - Oficina de Prensa (FCE) - Fuente y Fotos: Mecum
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Cuando un piloto de dragsters llamado Mike Sanfilippo, compró en 1990 por 200 dólares un coche con el logo de Ferrari que quería reconvertir en su nuevo dragster, no sabía que tenía en sus manos una verdadera joya. Pero veamos primero todas las vicisitudes que vivió este Ferrari, antes de llegar a las manos de Sanfilipo, una historia real que muy bien podría parecer de película.
Cuando Mike Sanfilippo lo compró por la irrisoria cantidad de 200 dólares, el coche era irreconocible. Originalmente era una de las 24 unidades del Ferrari 340 America de 1952, pero no sólo el motor V12 de Ferrari no estaba bajo el capó, sino que la carrocería de aluminio realizada por Vignale también había desaparecido, y el motor V12 original había sido sustituido por un V8 de origen Chevrolet y la carrocería había dejado paso a otra inspirada en el Bangert Manta Rey primero y luego a una de fibra de vidrio realizada por Devin Spider.
Tony Shaughnessy, un restaurador de automóviles californiano, lo compró por eBay en 2006 pagando poco más de 26.000 dólares. Su objetivo era restaurar y devolver a la vida un Devin Spider. Y cuando comenzó a trabajar descubrió un chasis multitubular diferente al esperado con una placa que llevaba el número de chasis 0202A y la marca Ferrari. Con ayuda de la especialista en Ferrari, Hilary Rabb, al final se pudo encontrar el origen del coche.
Gracias al número de chasis, se pudo saber que se trataba del Ferrari 340 America que terminó quinto en las 24 Horas de Le Mans de 1952 con Laurent Vincent y André Simon al volante. Después Vincent todavía lo empleó en una carrera en Montlhery, para más tarde caer en las manos de Luigi Chinetti, el famoso importador de Ferrari en América.
Chinetti lo vendió a un abogado, Bill Galvin y éste a finales de los 50 lo vendió a Paul Owens. Pero éste no quería un coche de carreras, sino usarlo para ir rápido por carretera, así que le cambió el motor V12 Ferrari, por un Chevy V8. Cuando la carrocería se dañó la cambió por una de Bangert Manta Ray y otro incidente hizo que al final se le montara la carrocería de fibra de vidrio.
En 1963 el coche fue a parar a Salk Lake City y no se supo nada más de él hasta 1990, cuando lo adquirió Sanfilipo, pero cómo este al final decidió no transformarlo en un dragster, quedó abandonado en un garaje hasta 2006.
El experto en Ferrari Marcel Massini documentó el coche y Tony Shaughnessy decidió invertir en su restauración, que fue confiada a Ferrari Classiche. Ahora, el 340 América, que en Le Mans llevó el número 14, ha vuelto a la vida en todo su esplendor, con un nuevo motor V12 Ferrari de 4.1 litros, y una carrocería de aluminio que creó en su día Vignale, pintada en su color azul original.
Una historia de cuento, como la del sapo que se convierte en príncipe gracias a un beso, o como, una limpieza o un intento de transformación, deja al descubierto una joya hasta hace poco perdida.
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