Nuevo Ferrari Roma Spider

Retorno a la tradición

Fede García - Redacción de Noticias (FCE)
Fotos: Ferrari
© 2023 Ferrari Club España

Cuando Ferrari presentó el Ferrari Roma en 2019, la marca hizo especial énfasis en el regreso de la “dolce vita” con el que se convertía en su modelo de acceso. En aquel momento, algunos le pusieron un pero, el no poder disfrutar de ello a cielo abierto y es que al tener como “primo hermano” al Ferrari Portofino, todos pensamos que Maranello renunciaba a la posibilidad de fabricar un modelo descapotable del Roma para no perjudicar la producción del modelo anterior.

Cuatro años después, la casa del Cavallino ha dado respuesta a aquella demanda con el Ferrari Roma Spider, aunque en esta ocasión no con un techo duro replegable, sino con el regreso del techo tradicional de lona, ausente de la gama Ferrari desde hace unos cuantos años, justo desde la presentación del Ferrari California.

Los más puristas podrían pensar que el nombre del Ferrari Roma Spider no sería el más idóneo, puesto que un Spider se define como un biplaza puro, mientras que el nuevo descapotable italiano es un 2+, igual que el modelo cerrado. Sin embargo, la posibilidad de que alguien se siente en la parte de atrás es tan pequeña como la propia fila trasera, que es minúscula y sólo cabrían dos personas de reducido tamaño que tendrían que acomodarse con cierto empeño y muchísima incomodidad, por ello la definición de 2+, ya que no llega a ser siquiera un 2+2, como si lo es el Portofino.

Al ser la versión descapotable del Ferrari Roma, bajo el largo capó delantero se esconde la misma mecánica Ferrari V8 biturbo de 3.855cc que envía 620 CV a 7.500 rpm, asociada a una caja de cambios F1 de doble embrague y ocho velocidades, idéntica a la del modelo Coupé. El sistema de escape tampoco varía, estando presente la válvula by-pass o la ausencia de silenciadores. Con estas características, y a pesar de que su peso es 84 kilos (1.556 kilos) superior al modelo cerrado, acelera de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos, y pasa de 0 a 200 km/h desde parado en 9,7 segundos, con una velocidad máxima de 320 km/h.

En Maranello han llevado a cabo algunos retoques como la llegada de una evolucionada bomba de aceite para mejorar el arranque en frío del motor, la renovada programación de la unidad de control o la reducción de tamaño de la transmisión, que es un 20% más pequeña. Cuenta, además, con la tecnología Variable Boost Management, un nuevo software de Ferrari que varía el par dependiendo de la marcha para dar el empuje correcto pensando en el consumo.

Su nueva capota de tela de corte clásico, ha sido diseñada con un sofisticado tejido con cinco capas plegadas en forma de ‘Z’ que está disponible en una amplia gama de tejidos para personalizarla a medida. Es destacable porque la última vez que Ferrari usó una capota de tela en un modelo con motor delantero fue en 1969 con el Ferrari 365 GTS4. Desde entonces, hemos visto modelos con el cielo abierto, pero todos tenían un techo plegable de acero o un “hard top” (si no contemos los modelos V8 de motor central). En el Ferrari Roma Spider, la capota se abre (o se cierra) de forma totalmente mecanizada, en solo 13,5 segundos, a velocidades de hasta 60 km/h.

Según la marca, el aislamiento acústico es comparable al de un techo plegable de acero y apunta que, cuando se circula a cielo abierto, el confort de conducción está garantizado gracias a un deflector de aire integrado en el respaldo de los asientos traseros que se activa mediante un botón.

El Ferrari Roma siempre ha sido un elegante Gran Turismo que prioriza la forma sobre la función de una manera que los modelos con motor central de Ferrari no han podido hacer en las últimas décadas. El Spider no ha roto esta premisa de diseño, y mantiene el alargado capó delantero y una zaga recogida, aunque sí tiene algunos elementos nuevos en esa parte trasera.

La llegada de la capota de lona ha obligado a Ferrari a modificar la línea trasera para que la luneta pueda plegarse. Encontramos, por lo tanto, una tapa con un par de jorobas y un spoiler de fibra de carbono cuya inclinación se modifica automáticamente. Hasta 100 km/h permanece cerrado y a 170 km/h hace acto de presencia. A 250 km/h ejerce una presión extra de 95 kilogramos y a 300 km/h se levanta para incrementar la carga aerodinámica.

El interior del Ferrari Roma Spider es simétrico y similar al que descubrimos en el Roma cerrado, con el conductor y su acompañante disponiendo de un espacio propio. En el puesto de conducción, el volante ha sido ligeramente rediseñado y cuenta con mandos táctiles en los radios, y el botón de arranque, ahora, está retroiluminado en rojo.

Una pantalla táctil de 8,4 pulgadas surge en el centro del salpicadero y de forma opcional se puede equipar otra para el lado del copiloto en la que se muestran datos de la conducción. Los controles de la caja de cambios se ubican en una placa de metal situada, en la consola central, al alcance del conductor. Por el camino, ha perdido algo de volumen para el maletero (255 litros en comparación a los 272 litros de la versión cerrada), para alojar el mecanismo que acciona la capota.